Los alumnos con deficiencia mental constituyen un grupo muy heterogéneo puesto que, aunque comparten atributos comunes, las características, grado de afectación y necesidades especiales varían considerablemente de un alumno a otro. Por este motivo, las posibilidades de escolarización son varias, dependiendo tanto de las características personales del alumno como de los recursos disponibles en el entorno.

Es evidente que los chicos con alguna discapacidad intelectual precisan de adecuaciones, modificaciones y ampliaciones del curriculum escolar y que, en ciertos casos, pueden llegar a ser bastante significativos.

Por lo tanto, la inclusión en el aula ordinaria de este tipo de alumnos implica un alto grado de flexibilidad, entendiendo que el concepto de «competencias básicas» a asumir son variables de un alumno a otro, y lo mismo ocurre con los objetivos educativos a alcanzar.

 Los contenidos y objetivos prioritarios de los alumnos con algún tipo de retraso mental pueden diferir del resto, aunque por supuesto existen también elementos coincidentes, y deberían concentrarse, en la escolarización obligatoria, en las siguientes líneas de actuación:

  • Adquisición de hábitos de autonomía personal y social.
  • Potenciar las posibilidades comunicativas.
  • Favorecer la adquisición y aprendizaje de habilidades, destrezas y valores que garanticen el desarrollo personal.
  • Facilitar la adquisición, en primer lugar, de las habilidades académicas genaralizadas (lectura, escritura, cálculo) y luego de las funcionales.
  • Proporcionar orientación de cara a su futura vida adulta y laboral.